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Eduardo Quezada Ibarra

Administración de Empresas & Energías

LUSTRANDO CON UNA PASTA MUY ESPECIAL.

Por: Eduardo Quezada Ibarra

Al estar lustrando mis zapatos en Santiago de Chile, me hice la siguiente pregunta. Cómo es posible que personas que nunca han asistido a clases de Estrategia de Negocios hayan conseguido cimentar empresas exitosas. Emprendedores que cada cierto tiempo saltan a las páginas de diarios y revistas, incluso algunos se vuelven populares y famosos por sus creaciones. Resulta complejo explicar este fenómeno con las herramientas actuales para la Administración. Sin embargo, si muchos de estos emprendimientos terminan siendo materia de estudio. Los que son llamados casos empresariales.

La disciplina académica que estudia este campo es la Administración Estratégica, que tiene poca existencia. En el año 1963 la Universidad de Harvard llevó a cabo una conferencia para presentar el marco de análisis atribuido al profesor Kenneth Andrews que se denominó (FODA), antes de este evento la estrategia solo estaba asociada al campo militar. El concepto estrategia fue traído al campo de la administración solo una vez que se comprendió que algunas empresas eran capaces de modificar las fuerzas del mercado a su favor, esto fue en forma tardía pues el concepto de la mano invisible de Adam Smith y la visión mecanicista de las empresas dominaban el mundo.

Desde ese evento hasta nuestros días se ha avanzado mucho en el estudio académico de la estrategia empresarial, sin embargo, todavía no hay una matriz o un análisis estructurado, que revele como algunas personas logran éxitos en los negocios sin tener conocimientos de cómo conseguirlo, lo que resulta aun más complejo en un mundo empresarial cada día más cambiante y tecnológico.

En muchos seminarios sobre emprendimiento los términos que más se repiten es la inexistencia de reglas para emprender, que él emprendedor es un tipo extraño que no sigue las normas, que la palabra fracaso en parte de su éxito. Esta forma de concebir el emprendimiento sigue teniendo una mirada mecanicista, tratando de encontrar las causas y efectos. Las respuestas hay que buscarlas no en la acción sino lo que guía la acción el pensamiento ya sea consciente o inconsciente y sobre todo en las emociones.

Las emociones es un sentido que al no ser físico no está presente en nosotros es decir no tenemos conciencia de él y por tanto no es ocupado para encontrar las respuestas o lo que es más importante aún, las preguntas. Nuestra percepción está limitada por la capacidad de nuestros sentidos físicos.

A mi entender el emprendedor exitoso tiene un estado específico de pensamiento, un proceso mental, no una acción. Nosotros solo observamos su acción, vemos cómo trabaja en forma incansable y se convierte en un fanático de lo que hace. Pero lo trascendental lo verdaderamente importante está ocurriendo en su pensamiento en sus emociones, el emprendedor siente un orgullo un placer una alegría siente un entusiasmo por vivir, claridad mental y una vitalidad física indescriptible. Es decir, la euforia una conexión exquisita con su visión.

La visión a pesar de que académicamente es el punto de partida de un plan estratégico todavía no es comprendida en toda su magnitud y menos estudiado que la genera, en el aula de las escuelas de negocios se hacen ejercicios, para hacer declaraciones de Visiones y Misiones, y se enseña que la Visión contesta la pregunta ¿Que queremos ser? (Fred R Davis), o que la estrategia comienza con una visión de la dirección hacia la cual la empresa necesita dirigirse. (Thompson), ambos conceptos nos llevan hacia el futuro.

Estas definiciones de visión siguen siendo básicas pues no dan cuenta que la Visión que genera un emprendimiento exitoso debe gatillar las fuerzas y energías en el ser humano para realizar las acciones y creaciones que transformen su entorno, una euforia de vibraciones y emociones positivas.

El emprendedor toma contacto emocional con su visión, experimenta la felicidad y una gozosa experiencia de vivir. Por cierto, son los menos lo que sienten y viven este proceso.

Un gran autor de estrategia como Kenichi Ohmae dice: “… las estrategias de negocios que llegan a tener éxito no provienen de un riguroso análisis, sino más bien de un particular estado mental”.

Claro que es un particular estado mental es un estado de vibración superior.

Cuando logras la sintonización vibratoria, cualquier acción inspirada te parecerá maravillosa. Cuando uno tiene una visión con estas características la persona pone atención deliberada en todo lo que tenga relación con ella. Traduce su visión en acción en hechos concretos, un ejemplo de cuando una persona no está poniendo atención a su visión es el siguiente:

-Un Joven quiere entrar al Ejército de Chile esa es su visión personal un futuro deseado, al preguntarle si era lo que realmente quería dijo—me encanta es lo único que me gustaría ser-y al consultar si conocía el nombre del actual General en Jefe, manifestó que no lo sabía, al consultarle cuantas estrellas tiene la piocha de un Capitán tampoco, si conocía la historia del Ejercito tampoco. –

Un aspecto es estar deseando algo y otro muy distinto estar conectado emocionalmente poniendo la atención en forma deliberada con lo que desea.

La atención en la visión así entendida crea un estado emocional y mental que explica cómo nacen y se crean negocios innovadores y exitosos. Esta forma de concebir el emprendimiento y las fuerzas energéticas que lo provoca pronto en los años que viene será parte de los contenidos de las escuelas de negocios.

Por eso al querer lustrar mis zapatos de cuero especial en el centro de Santiago, les consulte a varios emprendedores si había una pasta especial y muchos me dijeron que no y otros me miraron extrañados; por mi parte para mi eran ejemplos claros que no tenían una atención delibera en su visión. Sin embargo, al final si encontré una pasta especial y un emprendedor con visión y pudo lustrar mis zapatos.

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